Entre poemas te veas...
El silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas
ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan
el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes
nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede
salvarme.
(Mario Benedetti)
Como fruta madura...
Cuando trato de decir algo y las palabras se me hurtan, suelo buscar el auxilio de Gioconda Belli. Es impresionante cómo encuentro en sus poemas la dimensión exacta de mi sentimiento. Es casi mi alter ego, la intérprete perfecta del sonido de mis pensamientos, la traductora fiel de mis sensaciones. Hoy, días después de contabilizar los años que ya no tengo, me siento exactamente así: Estoy viva como fruta maduradueña ya de inviernos y veranos,abuela de los pájaros,tejedora del viento navegante.No se ha educado aún mi corazón y, niña, tiemblo en los atardeceres, me deslumbran el verde, las marimbasy el ruido de la lluvia hermanándose con mi húmedo vientre,cuando todo es más suave y luminoso.Crezco y no aprendo a crecer,no me desilusiono,ni me vuelvo mujer envuelta en velos,descreída de todo, lamentando su suerte.No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,de la tierra parida,el canto de los pueblos,los brazos del obrero construyendo,la mujer vendedora con su ramo de hijos,los chavalos alegres marchando hacia el colegio.Si.Es verdad que a ratos estoy tristey salgo a los caminos, suelta como mi pelo,y lloro por las cosas más dulces y más tiernasy atesoro recuerdos brotando entre mis huesosy soy una infinita espiral que se retuerce entre lunas y soles,avanzando en los días,desenrollando el tiempo con miedo o desparpajo,desenvainando estrellas para subir más alto, más arriba, dándole caza al aire,gozándome en el ser que me sustenta, en la eterna marea de flujos y reflujos que mueve el universoy que impulsa los giros redondos de la tierra.Soy la mujer que piensa.Algún día mis ojos encenderán luciérnagas.
Los espejismos son los sueños de la sed a orillas del desvelo
ResponderEliminarCiertas mujeres de todo el mundo, pero especialmente de ese subcontinente impresionante que es sudamérica, tienen voz en esta sensible, intensa y valiente poeta nicaragüense. No me extraña que sientas que habla por tí, y quizá, no será extraño que algunas veces, tu hables por ella sin que tenga la fortuna de saberlo como tu la sabes a élla.
ResponderEliminar