Bienvenidos a mi espacio... una suerte de rincón donde dejaré colgados los delirios mágicos de mis noches de insomnios y duermevelas. Un espacio de encuentro y exorcismo, desahogo y reivindicación, el rincón catártico para liberar el alma. Una excusa para escribirme y redimensionarme. Una oportunidad para compartir lo que me gusta y disgusta del mundo...Un pasatiempo que no espera pasar del tiempo sino construirlo como una memoria.

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Una frase que me define, "milito en la esperanza, no en la nostalgia" Me gusta el mar y sus atardeceres, un buen libro, una copa de vino. Me gustan mis hijos y disfrutar de mis nietos y sus vidas luminosas... Me gusta vivir.

Entre poemas te veas...

El silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas

ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan

el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes

nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede
salvarme.

(Mario Benedetti)

sábado, 18 de mayo de 2013




    Hoy es un día en que estoy particularmente triste. Melancólica.  Sedienta de palabras. Ansiosa  de respuestas. Hoy hay soledad en mí. Y angustia existencial. Hoy mi país me duele en lo más hondo. Echo de menos el mensaje combativo y rotundo de mi Presidente Eterno. Su prédica constante. Su evangelio de lucha. Hoy amanecí vacía. 
    Pido a  Miguel Hernández que venga a rescatarme. Y encuentro más dolor. Y desamparo.



    Tierra. La despedida
    siempre es una agonía.

    Ayer nos despedimos.
    Ayer agonizamos.
    Tierra en medio.
    Hoy morimos.


    Por eso las estaciones
    saben a muerte, y los puertos.
    Por eso cuando partimos
    se deshojan los pañuelos.

    Cadáveres vivos somos
    en el horizonte, lejos.


    Cada vez más presente.
    Como si un rayo raudo
    te trajera a mi pecho.
    Como un lento, rayo
    lento.
    Cada vez más ausente.
    Como si un tren lejano
    recorriera mi cuerpo.
    Como si un negro barco
    negro.

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