Bienvenidos a mi espacio... una suerte de rincón donde dejaré colgados los delirios mágicos de mis noches de insomnios y duermevelas. Un espacio de encuentro y exorcismo, desahogo y reivindicación, el rincón catártico para liberar el alma. Una excusa para escribirme y redimensionarme. Una oportunidad para compartir lo que me gusta y disgusta del mundo...Un pasatiempo que no espera pasar del tiempo sino construirlo como una memoria.

Datos personales

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Una frase que me define, "milito en la esperanza, no en la nostalgia" Me gusta el mar y sus atardeceres, un buen libro, una copa de vino. Me gustan mis hijos y disfrutar de mis nietos y sus vidas luminosas... Me gusta vivir.

Entre poemas te veas...

El silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas

ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan

el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes

nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago y sólo el mar puede
salvarme.

(Mario Benedetti)

lunes, 15 de junio de 2009

Caramba, señor caramba...


Hoy la tristeza me ronda. Se fue Otilio Galíndez. Se fue como era él: calladito y tranquilo. Sus pueblos están más tristes que nunca. Esos a los que su verbo hizo carne. Y se hace más palpable la nostalgia del verso cuando sabemos que él se ha ido para siempre...


Qué piensa la muchacha que pila y pila,

qué piensa el hombre torvo junto a la vieja,

qué dicen campanas de la capilla

en sus notas, que tristes, parecen quejas.

Y esa luna que amanece

alumbrando pueblos tristes,

qué de historias, qué de penas,

qué de lágrimas me dice...


En fin, que la tristeza está aquí, que sus canciones nos resuenan hondo, muy hondo y que un pedacito de esta Venezuela, siempre tan cercana a pesar de la distancia, se nos enrosca adentro buscando abrigo, porque toda ella estará de luto, aunque lo sigamos escuchando siempre.


Él mismo lo dijo en su canto a Víctor Jara.


"No puede borrarse el canto

con sangre del buen cantor,

tendrán que matar el viento

que dice lucha y amor.

miércoles, 3 de junio de 2009

Estos son mis nietos.

Hoy quiero hablarles de mis nietos, el regalo más bello, después de mis hijos, que pude haber recibido alguna vez.

El primero se llama Andrés Octavio. Es el sirimire, la garúa. Lluvia frágil, serena, callada e inasible, que se te empoza en el alma, dejándote un sabor dulce y suave. Es certeza y rotundidad. Ternura y lejanía. Miga de pan para el gorrión. Acorde de guitarras en la noche. Mar insondable. Luz y silencios.

El segundo es el Gabo. Gabriel Armando. Es como el bosque en otoño. Sol y sombra dibujada en mil colores. Misterio, hondura y persistencia. Febril y lleno de vida por debajo de las hojas. Es espiga y hogaza de pan nuevo. Dulce y suavecito como almíbar fresco. Amanecer en el mar. Principito de mil asteroides escondidos.

El tercero es Sebastián. Es el arcoiris, luminoso y fugaz. Es cielo de verano, abierto, azul, cálido, transparente. Es lluvia intensa y refrescante. Miel y dátiles. Sinfonía inacabada. Prado verde y carretera infinita. Ensoñación y fábula. Pueblo desconocido y aventura soñada. Silbo del viento. Piedra de molino.

Y ella es Camila. Hierba fresca recién cortada. Temporal de aire puro. Aluvión de sonrisas. Vendaval desbordado. Balcón cordobés, fragante y colorido. Playa llena de niños. Sol radiante y luminoso. Notas de bossanova. Azahar y canela. Paloma zurita. Campanas al vuelo. Feria del Rocío. Ella es luz. Y lo ilumina todo.